La creación de una escala de medición de temperatura también fue un desafío. En 1664, Robert Hooke propuso que el punto de congelación del agua se usara como el punto cero, con las temperaturas siendo medidas a partir de ese punto. Aproximadamente en la misma época, Ole Roemer se dio cuenta de la necesidad de dos puntos fijos, permitiendo la interpolación entre ellos. Los puntos que se eligieron fueron el punto de congelación de Hooke y el punto de hervor del agua. Esto, evidentemente, deja sin respuesta la cuestión de cuán calientes o frías las cosas pueden ser.
Esta cuestión fue respondida por Gay-Lussac y otros científicos que trabajaban con las leyes de los gases. Durante el siglo XIX, mientras investigaban el efecto de la temperatura en gas a una presión constante, se dieron cuenta de que el volumen crece en una fracción de 1/267 por grado Celsius (lo que después ser modificó a 1/273,15). Esto ocasionó el concepto de cero absoluto a -273,15°C.
-
Robert Hooke