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Proceso de duelo en familiares y cuidadores - Coggle Diagram
Proceso de duelo en familiares y cuidadores
¿Qué es el duelo?
Es la reacción psicológica que se produce ante la pérdida de alguien o algo significativo para nosotros.
podemos observar manifestaciones o reacciones de duelo ante otras experiencias vitales que no tienen que ver con la enfermedad o la muerte, pero que suponen una pe´ rdida importante, como pueden ser una separacio´n o divorcio, un traslado de residencia donde dejamos atra´ s amigos y relaciones e incluso la pe´ rdida de un empleo gratificante para nosotros
También se lo puede definir como:
La reacción psicológica natural, normal y esperable, de adaptación a la pérdida de un ser querido que sufren familiares y amigos y que puede manifestarse antes, durante y despue´ s de su fallecimiento.
Etapas del duele
2. Fase de evitación-negación
Esta fase se caracteriza por una intensa an˜oranza del fallecido. En esta fase, que suele durar entre 3–4 semanas, se suelen producir episodios de llanto intenso intercalados con perı´odos de gran ansiedad, tensio´n y sentimientos de rabia y culpa.
3. Fase de desesperación-entrega al dolor
A medida que va pasando el tiempo y se van acabando las ceremonias y los rituales de despedida y las personas de nuestro entorno, que constituyen nuestro apoyo social, se tienen que reincorporar a sus actividades habituales es cuando empezamos a ser conscientes de la magnitud de la pérdida, de lo que significa para nosotros no poder volver a compartir momentos y experiencias con la persona fallecida, a darnos cuenta de las pérdidas secundarias
1. Fase de shock
Comienza en el momento del fallecimiento, la persona suele encontrarse en una situación de conmoción e incredulidad que se caracteriza por un gran desconcierto, embotamiento emocional y un sentimiento de irrealidad
4. Fase de reorganización-recuperación.
A medida que el tiempo pasa y los episodios agudos de pena y desesperación van disminuyendo en frecuencia e intensidad, el doliente empieza a mirar hacia el futuro y a reconstruir su mundo, recuperando poco a poco la esperanza, estructurando el tiempo hacia actividades con proyección de futuro y permitiéndose un progresivo acercamiento a las emociones positivas, planteándose nuevos objetivos y la posibilidad de estar abierto a nuevas relaciones; sin embargo, nunca se vuelve al estado anterior a la pérdida.
Duelo y demencia
Cuando las personas mayores presentan un gran deterioro o una enfermedad crónica que amenaza seriamente su vida, numerosos familiares llegan a experimentar un duelo anticipatorio que genera en ellos sentimientos de negación, ira, depresión y, finalmente, aceptación de la realidad.
Para algunos familiares y cuidadores, el sentimiento de duelo y sus repercusiones negativas son incluso más intensos en el duelo anticipatorio que en el duelo posterior al fallecimiento
Si bien durante la fase leve y moderada de la enfermedad hubo tiempo para construir un nuevo rol, llegada la demencia avanzada se inicia un proceso de culminación de una pérdida relacional más drástica en términos psicológicos. Esto es debido a la acusada modificación de respuesta al medio humano por parte del enfermo. Durante esta fase aparecerá la consciencia de pérdida que supone la parte más dolorosa del proceso de duelo.
Factores de riesgo
3. Interpersonales:
El tipo de relación que manteníamos con el enfermo, ambivalente, de dependencia, etc.
1. Personales:
todos los factores que tienen que ver con las características de personalidad del doliente, su ajuste y estrategias de afrontamiento
2. Situacionales:
Las condiciones en que se produce la pérdida, si se produce de forma repentina, después de una larga enfermedad, etc
El doliente debe desarrollar una serie de tareas con las que resolver su duelo
Trabajar las emociones y el dolor, permitiéndonos mostrar las emociones sin negar el sufrimiento que supone la pérdida.
Aceptar la realidad de la pérdida asumiendo que la marcha es irreversible.
Adaptarse a un medio en el que el fallecido ya no está presente, desarrollando nuevas habilidades y dando sentido a la propia vida.
Recolocar emocionalmente al ser querido muerto, teniendo claro que la tarea no consiste en olvidarlo, sino en encontrarle un lugar en nuestra vida psicológica que nos permita continuar viviendo eficazmente