Medir la infiltración directamente, sigue siendo complicado por la multitud de factores involucrados y por la escala de las mediciones. Existen diferentes formas de medirla en parcelas de escurrimiento, a través de infiltrómetros y simuladores de lluvia; estos últimos permiten el control experimental de las intensidades de lluvia aplicada, en condiciones de campo y la oportunidad de realizar un mayor número de repeticiones, incluso estimar la pérdida de suelo (Wischmeier y Smith, 1978; Meyer, 1994). Para tal caso, se requiere el uso de ecuaciones predictivas, que han sido suficientemente validadas durante más de 50 años en modelos de infiltración (Mayor et al., 2009; Shao y Baumgartl, 2014) para generar la estimación de los parámetros de un comportamiento típico, explicado por Horton desde 1940