A la 2º mitad del siglo XIII se desarrolla la prosa castellana, por el empeño de rey Alfonso X, el sabio por utilizar el castellano como lengua de cultura, dentro de un proyecto cultural ligado a su proyecto político: intención de crear conciencia natural mediante una lengua vernácula (propia del país, común), para permitir llegar sus opiniones y decisiones a todo el país. Pretende que el castellano sea el vehículo de riqueza cultural arábica, judía y cristiana de su reino y anima a la traducción al romance (lengua entre el latín y el castellano) en la Escuela de Traductores de Toledo. Sus obras son muy variadas: históricas (Estoria de España, Grande e General Estoria), jurídicas (Las Siete Partidas), científicas (El saber de astronomía), de entretenimiento (Libro de axedrez, dados y tablas).