Hasta ahora, el estudio del genera ha sido, en general, una cuestión de método para los historiadores. Este consiste en comparar Ia situación de las mujeres a Ia de los hombres, implícita o explícitamente, basándose en el derecho, en Ia literatura prescriptiva, en Ia representación iconográfica, en Ia estructura institucional y en Ia participación política
Concebir a las mujeres como actores históricos, con el mismo status que los hombres, nos exige tener una idea de la particularidad y de la especificidad de todos los sujetos humanos. Los historiadores no pueden utilizar un sujeto representativo (mico y universal para las diversas poblaciones de una determinada sociedad o cultura, sin conceder un grado distinto de importancia a un grupo en detrimento de otro.
La historia feminista se convierte así, no en el recuento de las grandes obras llevadas a cabo por las mujeres sino en la exposicioón de las tan a menudo silenciadas y ocultadas operaciones del genera, que son, sin embargo, fuerzas con una presencia y una capacidad de definición en la organización de la mayoría de sociedades. La historia de . las mujeres debe enfrentarse críticamente ala política de las historias existentes, y así empieza inevitablemente la reescritura de la historia.