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LA REPRESIÓN (1915) - Coggle Diagram
LA REPRESIÓN (1915)
La doctrina de la represión es «el pilar fundamental sobre el que descansa el edificio del psicoanálisis»
El caso de la represión no está dado cuando la tensión provocada por la insatisfacción de una moción pulsional se hace insoportablemente grande.
La satisfacción de la pulsión sometida a la represión siempre produciría placer en un lugar y displacer en otro.
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Represión Primordial
Una primera fase de la represión que consiste en que a la agencia representante psíquica (agencia representante-representación) de la pulsión se le deniega la admisión en lo consciente.
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La falta de supresión del factor afectivo cuantitativo pone en marcha el mismo mecanismo de escape a través de evitaciones y prohibiciones del que nos damos cuenta en la fobia histérica.
La ambivalencia que hizo posible la represión a través de la formación reactiva es también el lugar al que puede volver lo reprimido. El afecto que ha desaparecido vuelve y se convierte en ansiedad social, en remordimientos de conciencia, en reproches excesivos.
Ese inicialmente buen desplazamiento, sin embargo, no resiste; en el interior del circuito, su falla busca destacarse cada vez más.
Un aspecto por entero distinto muestra también la represión en la tercera de las afecciones que veremos con fines comparativos, la neurosis obsesiva
La represión de la histeria de conversión puede juzgarse totalmente fracasada en la medida en que sólo se ha vuelto posible mediante unas extensas formaciones sustitutivas; pero con respecto a la que es la genuina tarea de la represión, por regla general constituye un éxito completo.
Otras veces esta sofocación no se logra tan completa, y una dosis de sensaciones penosas se anuda a los síntomas mismos, lo que pone en acción el mecanismo de formación de una fobia.
La histeria de conversión lo sobresaliente en ella es que consigue hacer desaparecer por completo el monto de afecto.
La fobia en sentido estricto: una cantidad de evitaciones destinadas a excluir el desprendimiento de angustia.
La obra de la represión consistió solamente en eliminar y sustituir la representación, pero el ahorro de displacer no se consiguió en modo alguno. Por eso el trabajo de la neurosis no descansa, sino que se continúa en un segundo tempo para alcanzar su meta más inmediata, más importante.
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La represión requiere un esfuerzo constante para mantener su efecto, ejerce una presión continua hacia la conciencia, y su equilibrio se mantiene mediante una contrapresión constante.
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El aumento de la investidura energética conduce a un acercamiento a lo inconsciente, mientras que la disminución lleva a un distanciamiento de lo inconsciente.
Se considera la represión como una representación investigada con un cierto monto de energía psíquica.
El destino de la representación de la pulsión es desaparecer de lo consciente o seguir siendo reprimida en la conciencia.
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La represión no impide a la agencia representante de pulsión seguir existiendo en lo inconsciente, continuar organizándose, formar retoños y anudar conexiones.
Entonces observamos que el paciente puede devanar una serie de ocurrencias de esa índole hasta que tropieza en su decurso con una frotación de pensamiento en que el vínculo con lo reprimido se le hace sentir tan intensamente que se ve forzado a repetir su intento de represión.
Existen técnicas particulares creadas con el propósito de provocar alteraciones tales en el juego de las fuerzas psíquicas.
El factor cuantitativo de la agencia representante de pulsión tiene destinos posibles: sofocar la pulsión por completo, discernir como un nuevo destino de pulsión la trasposición de las energías psíquicas de las pulsiones en afectos y, muy particularmente, en angustia.
La moción pulsional sometida a la represión es una actitud libidinosa hacia el padre, apareada con la angustia frente a él. Después de la represión, esta moción ha desaparecido de la conciencia y el padre no se presenta en ella como objeto de la libido. Se encuentra en posición análoga un animal más o menos apto para ser objeto de angustia.
Los mecanismos de la represión tienen al menos algo en común, la sustracción de la investidura energética (o libido, si tratamos de pulsiones sexuales).
El mecanismo de la represión de hecho no coincide con el o los mecanismos de la formación sustitutiva existen muy diversos mecanismos de la formación sustitutiva
La represión crea, por regla general, una formación sustitutiva y deja síntomas como secuela.
La represión no tenía otro motivo ni propósito que evitar el displacer, no consigue impedir que nazcan sensaciones de displacer o de angustia, ha fracasado