Se define como la facilidad o dificultad con que la carne se puede cortar y masticar, clasificándose en muy dura, dura, ligeramente dura, tierna y muy blanda.
Una carne en buenas condiciones debe ser firme al palparse con los dedos. Si está muy blanda o dura, desconfía. Además, su textura no puede ser pegajosa porque esto indica que ya ha empezado a descomponerse
La dureza es el atributo de textura más importante en el caso de la carne, ya que junto con el sabor y la apariencia, constituyen las principales características en las que el consumidor basa su decisión en comprar e ingerir determinada carne de determinada especie animal.
El olor y sabor de la carne.
La carne cruda fresca tiene un débil olor a ácido láctico. La carne de animales más viejos ofrece un olor y sabor más fuerte que la de los jóvenes. La carne refrigerada durante largos periodos de tiempo, desarrolla aromas característicos a viejo o a caza.
En general, la calidad de la carne para el consumidor se define por: Apariencia: color de la carne y de la grasa, forma y peso de la pieza. Composición: proporción de carne y grasa en la pieza y de los residuos que sobran. Características organolépticas: terneza, sabor, jugosidad y satisfacción.