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La Teoría de la Personalidad de Gordon Willard Allport - Coggle Diagram
La Teoría de la Personalidad de Gordon Willard Allport
Gordon Willard Allport fue un psicólogo estadounidense nacido el 11 de noviembre de 1897, uno de los primeros psicólogos dedicados al estudio de la personalidad y a menudo se le considera como uno de los fundadores representativos de la psicología de la personalidad. Para Gordon Allport la personalidad es una organización dinámica multidimensional que determina nuestros individuales y particulares modos de pensar y actuar. No obstante, la personalidad necesitaría, además, un elemento articulador, que le dé estructura y la unifique en todas sus dimensiones.
Teoría de la personalidad
Gordon Allport se presenta como un fuerte detractor de las teorías planteadas por Freud acerca de la personalidad. De igual manera, rechaza las teorías conductistas de la época al pensar que no se enfocaban en aspectos importantes y determinantes.
Para Allport (1977) la personalidad es: “la organización dinámica dentro del individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su adaptación al ambiente”. Para el autor los determinantes conscientes son muy importantes, al igual que la coherencia del comportamiento al momento de estudiar la personalidad.
Esto significa que cada individuo en particular cuenta con una personalidad diferente a la de los demás, aunque puedan coincidir en algunos aspectos, a los que llama ‘rasgos’.
Según palabras de Allport, estos rasgos son un “sistema neuropsíquico generalizado y focalizado, capaz de ofrecer muchos estímulos funcionalmente equivalentes y de preparar y dirigir formas coherentes de comportamiento adaptativo y expresivo”.
Teoría de los Rasgos de la Personalidad
En 1936 Allport seleccionó las palabras del diccionario que definen una persona y clasificó hasta 4500 en tres niveles diferentes. Estas palabras definen las diferencias individuales en base a tres niveles conocidos como rasgos cardinales, rasgos centrales y rasgos secundarios.
Categorizó estos rasgos en tres niveles, que son los siguientes:
Rasgos cardinales
Estos son los rasgos que predominan en toda la vida de un individuo, es la característica innata fundamental de la persona, que se aprende o se adopta, a menudo hasta el punto que la persona se da a conocer sólo a través de estos rasgos. El origen y el significado de términos son principalmente descriptivos. Allport sugirió que los rasgos cardinales tienden a desarrollarse a lo largo de la vida y le ayudan en la búsqueda de su propósito en la vida.
Rasgos centrales
Son las características generales que forman los fundamentos básicos de la personalidad. Los rasgos centrales, aunque no son tan dominantes como rasgos cardinales, son las características principales que se utilizan para describir a la persona. Términos tales como inteligente, tímido, honesto o ansioso se consideran rasgos centrales.
Rasgos secundarios
Estos son los rasgos que a veces están relacionados con las actitudes o preferencias de la persona y, a menudo aparecen sólo en ciertas situaciones o bajo circunstancias específicas, definen la complejidad de una personalidad tal como se revela en ciertas situaciones. Un ejemplo sería cuando alguien se pone muy nervioso al hablar en público.
En este caso, el concepto de Propium o Self vendría a jugar este papel de eje integrador, en la medida en que le permite al sujeto construir una versión diferenciada de sí mismo, a partir del desarrollo de los siguientes elementos de la vida mental:
La Sensación corporal:
La Identidad:
La Autoestima:
La Extensión del self:
La Autoimagen:
La Adaptación racional:
El Esfuerzo o Lucha propia:
Responde a la expresión del Self en relación a los planes, metas, y propósitos del individuo.
Hace referencia a la forma en la cual aprendemos a desarrollar habilidades y estrategias para afrontar distintas situaciones de nuestras vidas de forma efectiva y racional.
Se refiere a la representación mental que tenemos de nosotros mismos, así como la impresión que creemos dejar en los demás.
Se desarrolla a partir de nuestra vinculación con intereses y aficiones que se convierten en parte importante de lo que somos, como nuestra profesión o nuestros pasatiempos.
Se trata del proceso mediante el cual construimos nuestra valía personal, es decir, empezamos a reconocernos como seres valiosos para nosotros mismos y para los demás.
Responde a la idea de que somos un continuo permanente, que hay en nosotros algo inalterable que nos hace ser quienes somos y nos diferencia de los demás.
Apunta a la relación con nuestra corporalidad, es decir, al reconocimiento de que posemos un cuerpo que experimenta sensaciones; las cuales, a su vez se convierten en un vehículo fundamental de contacto con ese mundo exterior a nosotros.