la relación que existe entre el capitalismo y el liberalismo es que una hace referencia a uno, lo cual está totalmente justificado en llamar a nuestra era la era del capitalismo, porque todo lo que ha creado la riqueza de nuestro tiempo se remonta a las instituciones capitalistas. Es gracias a esas ideas liberales que aún siguen vivas en nuestra sociedad, a lo que aún sobrevive en ella del sistema capitalista, que la gran masa de nuestros contemporáneos puede disfrutar de un nivel de vida muy superior al que hace unas pocas generaciones era posible Solo para los ricos y especialmente privilegiados.
Por su parte la relación que existe entre el liberalismo y el socialismo es que, siguiendo la sana distinción entre lo que una ideología dice ser y lo que efectivamente es, digamos que el liberalismo se tiene a sí mismo por la ideología de la libertad. Ésta es la idea básica que mueve en sus orígenes a la burguesía revolucionaria del siglo XVIII contra el despotismo, así como a los movimientos de independencia en América Latina y a los liberales que, a lo largo del siglo XIX, persiguen en este continente un proyecto de progreso y modernización, o de desarrollo nacional independiente. Este valor supremo hablando del de la libertad, lo entiende el liberalismo como libertad del individuo, y lo hace descansar en dos supuestos: el primero es el de la naturaleza egoísta, competitiva y agresiva, común a todos los individuos del género humano. Y el segundo es el de la propiedad privada como condición, marco o institución indispensables para que se dé efectivamente la libertad del individuo. No hay, no puede haber, libertad del individuo sin propiedad privada. No se trata de un principio entre otros, sino del principio básico o piedra angular de la ideología liberal, ya sea en su forma clásica (de Locke a Adam Smith), ya sea en la forma actual, neoliberal (de un Hayek). Ahora bien, en la sociedad industrial contemporánea vemos que, no sólo no ha podido trascender sus límites, sino que incluso se recortan aún más sus principios y valores, cuando no desaparecen, Todo lo cual significa que el principio de la libertad del individuo, entendido como su autorrealización en condiciones de igualdad y justicia social, tiene que ser protegido del propio liberalismo. Pero, entonces, hay que acogerse a otra alternativa social que haga hincapié en el valor supremo de la libertad humana, real. Y esta alternativa sigue siendo el socialismo, como crítica de la sociedad existente y como proyecto de una sociedad en la que los hombres dominen sus condiciones de existencia. Al igual que el liberalismo, el socialismo presupone una concepción de la naturaleza humana, pero opuesta a la egoísta, competitiva y agresiva de la ideología liberal, ya que por su carácter histórico-social no acentúa unilateralmente el egoísmo o el altruismo.