La Organización Internacional del Trabajo en 1984 los define como las “interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción del trabajo y las condiciones de la organización por una parte y, por la otra, las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual a través de percepciones y experiencias, puede influir en la salud, en el rendimiento y en la satisfacción del trabajo.”