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Psicopatología Relacional - Coggle Diagram
Psicopatología Relacional
Personalidad Relacional
Las historias que constituyen la narrativa incluyen, pues, un pensar, armazón cognitivo que brinda una estructura coherente a la atribución de significado; un sentir, resonancia afectiva que le hace vibrar, confiriéndole una relevancia específica para el propio sujeto; y un hacer, que le aporta una dimensión pragmática imprescindible en el plano relacional.
Solo porque son pensadas, sentidas y actuadas, las historias se convierten en narraciones psicológicamente operantes, y trascienden el mero plano literario. Esa característica de complejidad resulta fundamental como garantía de equilibrio, madurez y salud mental futuros, que solo se aseguran si el individuo dispone de una amplia gama de narraciones con múltiples opciones coherentes con su realidad relacional.
Podemos afirmar que, a narrativa más abundante y variada, personalidad más rica y sana.
Existen otros sistemas relacionales muy relevantes para la construcción de la personalidad, como por ejemplo la ‘escuela’ a la cual se pertenece en épocas tempranas de la vida, y de forma muy intensa, el ‘grupo de pares’, que obtiene su máxima importancia en torno a la adolescencia, o la ‘familia creada’, que, aunque se alcanza ya en plena edad adulta, genera vivencias extraordinariamente fuertes. La influencia de estos sistemas se ejerce principalmente mediante su ‘organización’ y su ‘mitología’, instancias lo suficientemente importantes como para requerir una descripción pormenorizada.
Se desarrolla un segundo proceso decisivo para la constitución de la personalidad:
la construcción de la identidad.
El sujeto elige algunas narraciones como definitorias de sí mismo y, con ellas, ciertamente no acepta transacciones ni negociaciones: este soy yo, me tomas o me dejas, pero no pretendas convencerme de que sea otro.
Tal es la relación de un individuo con su identidad, una cerrada y absoluta defensa.
Idem ens,
el mismo ser, es decir, lo que no cambia; he ahí la etimología de identidad, que resulta por sí sola bastante expresiva del concepto que estamos proponiendo.
La identidad es muy vulnerable a determinadas situaciones relacionales negativas, capaces de lesionarla de forma decisiva.
A diferencia de la narrativa en su conjunto, la identidad no posee un valor absoluto.
La ‘narrativa identitaria’, que así podemos llamar también a la identidad, sirve de amarre o ancla al conjunto de la personalidad, y muy especialmente a la ‘narrativa no identitaria’, mediante las sutiles prolongaciones con las que asegura una leve presencia en esta.
La personalidad individual se prolonga a los sistemas relacionales de pertenencia: dime a qué sistemas relacionales perteneces y te diré quién eres
La ‘familia de origen’ es, con mucha diferencia, el sistema relacional de mayor relevancia en lo que a la construcción de la personalidad se refiere, puesto que en ella se producen los intercambios más influyentes sobre el desarrollo narrativo e identitario
Nutrición Relacional
Resultado de la ecuación compleja que es la atmósfera relacional en la familia de origen, definida fundamentalmente por la conyugalidad y la parentalidad.
Lo que enloquece y hasta puede llegar a matar es la falta de amor. El amor, en sí, sana
El amor es un fenómeno relacional complejo que añade elementos cognitivos y pragmáticos a los componentes emocionales. Existen, pues, un pensar, un sentir y un hacer amorosos que, dirigidos hacia la persona objeto de los mismos, deben ser percibidos por esta como tales. Al resultado de este proceso lo llamamos ‘nutrición relacional’, que no es sino la conciencia de ser complejamente amado.
El ‘reconocimiento’ es un componente cognitivo de la nutrición relacional, consistente en la
aceptación de la existencia del otro.
Aceptar la existencia del otro implica, en cierto modo, limitar la propia.
El reconocimiento implica la percepción de las necesidades del otro, a diferencia de lo que ocurre en la desconfirmación, en la que estas quedan supeditadas a las propias. Todo el proceso se desarrolla de forma implícita, lo cual dificulta aún más la comprensión del fenómeno.
La ‘valoración’ también es un componente cognitivo del amor, consistente en apreciar las cualidades del otro aunque sean distintas de las propias.
Maltrato Psicológico
Podemos, pues, definir al maltrato psicológico familiar como toda pauta relacional disfuncional que involucra a miembros de una familia, generando sufrimientos que comprometen el equilibrio psicológico y la salud mental de alguno de ellos.
Desconfirmación, descalificación, hipercriticismo, rechazo, desapego, irritación, desprotección, hiperprotección, hiponormatividad, hipernormatividad, he aquí algunos mecanismos del maltrato psicológico familiar de que nos acabamos de ocupar.
El cuadrante inferior derecho, definido por una conyugalidad disarmónica y una parentalidad primariamente preservada, aloja a las triangulaciones. Es previsible que, ante una dificultad considerable para resolver sus conflictos, la pareja parental tienda a buscar aliados que, de una u otra forma, inclinen la balanza de un lado. Se puede recurrir a familiares, amigos o incluso terapeutas (¡tantas terapias individuales fracasan porque las expectativas de conseguir un aliado «contra el otro» no se ven oportunamente reformuladas por el terapeuta!),
Trastornos Psicopatológicos
La naciente psiquiatría voluntariosamente médica y pretendidamente científica del siglo XIX, se construyó sobre el modelo de la Parálisis General Progresiva (PGP), cuya etiología infecciosa acababa de ser establecida por Bayle en 1822.
La patología mental existe desde el momento en que existe un inmenso sufrimiento asociado a comportamientos y estados de conciencia generadores de fracaso individual y desajuste social.
Se estaba produciendo un nuevo fenómeno psicodiagnóstico:
la irrupción del concepto de ‘personalidad borderline
’, traducida como ‘fronteriza’, ‘limítrofe’ y, finalmente, ‘límite’. Descrita inicialmente por autores psicoanalíticos (Gunderson et al., 2003) para denominar fenómenos que ocurrían en zonas intermedias entre la psicosis y la neurosis (episodios depresivos, crisis de despersonalización, ansiedad…), la personalidad límite se fue desplazando hacia territorios psicopáticos a medida que en su descripción ganaba terreno la dificultad para el establecimiento de vínculos sociales significativos.
Este diagnóstico funcionó como complemento del de familia multiproblemática, completando el espectro en el polo de las opciones privadas.
Por el contrario, las familias multiproblemáticas exhibían sus carencias ante Dios y ante el mundo, abiertas en todo momento a las intervenciones profesionales más variadas.
Hacia una psicopatología relacional
Neurosis
: En el área de maltrato psicológico definido por las triangulaciones, las neurosis representan, además del trastorno psicopatológico de menor gravedad, la modalidad de triangulación más clara y más fácil de describir. Hemos llamado ‘triangulación manipulatoria’ a la situación relacional en la que un miembro del sistema, generalmente un hijo, recibe mensajes de otros dos, generalmente los padres, invitándolo a unirse a su juego mediante alguna modalidad de coalición.
Pueden evitarlo si controlan adecuadamente sus emociones, si conocen las consecuencias negativas que se siguen de la triangulación y si cuentan con recursos alternativos, eventualmente terapéuticos. También los hijos pueden defenderse evitando quedar triangulados, sobre todo si disponen de relaciones significativas alternativas a las que aferrarse, por ejemplo, abuelos u otros miembros relevantes de la familia extensa que ostenten delegaciones de las funciones parentales.
Psicosis
Trastornos de la vinculación social
Depresión mayor:
En la ‘mitología’ de la familia del depresivo se distinguen unos ‘valores y creencias’ presididos por la ‘descalificación’ del paciente.
Se valora sobre todo dar la talla en el cumplimiento de los criterios de éxito social: lo que está bien, lo que debe ser, el qué dirán... En definitiva, el culto a las apariencias y a la honorabilidad de la fachada