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DE LA LIBERTAD DE LOS ANTIGUOS COMPARADA CON LA DE LOS MODERNOS de…
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Es para todos el derecho de decir su opinión, de escoger un oficio y ejercerlo; de ejercer su propiedad y, aun, de abusar de ella; de ir y venir sin necesidad de obtener permiso y sin rendir cuenta de los motivos de sus pasos
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Consistía en ejercer colectiva, pero directamente las diferentes partes de toda la soberanía, a deliberar en la plaza pública sobre la guerra o la paz, a concluir tratados de alianza con extranjeros, a votar las leyes, a pronunciar sentencias...
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Entre los antiguos, el individuo, soberano casi habitual en los asuntos públicos, es esclavo en todas sus relaciones privadas
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Entre los modernos, el individuo en la vida privada no es, aun en los estados más libres, soberano sino en apariencia
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Nosotros no podemos ya gozar de la libertad de los antiguos, la que comprendía la participación activa y constante en el poder colectivo
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Es el derecho de no estar sometido sino a las leyes, de no poder ser arrestado, detenido o muerto, ni maltratado de ninguna manera por el efecto de la voluntad arbitraria de uno o varios individuos
Al mismo tiempo que era esto a lo que los antiguos llamaban libertad, admitían como compatible con esta libertad colectiva, el sometimiento completo del individuo a la autoridad del conjunto
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Como ciudadano decide la paz y la guerra, como particular está circunscrito, observado y reprimido en todos sus movimientos
La más poblada, la más fuerte, la más considerable entre ellas no era igual en extensión al más pequeño de los estados modernos
Por una inevitable consecuencia de su poca extensión, el espíritu de estas repúblicas era belicoso
Los menores Estados en nuestros días son incomparablemente más vastos que Esparta o Roma durante cinco siglos.
Estas sociedades son lo suficientemente lúcidas para no hacer la guerra. La tendencia uniforme es hacia la paz.
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El comercio no deja, como la guerra, intervalos de inactividad en la vida de los hombres
La extensión de un país disminuye en idéntica proporción la política que le toca en participación a cada individuo
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La parte que en la antigüedad cada uno tenía de la soberanía nacional, no era, como en nuestros días una suposición abstracta
Perdido en la multitud, el individuo moderno no percibe jamás la fuerza que ejerce. Jamás su voluntad se imprime sobre el conjunto