Su deficiencia conlleva la aparición de bocio o crecimiento anormal de la glándula tiroidea o hipotiroidismo. En el caso de las mujeres embarazadas, adquiere más relevancia, pues niveles bajos pueden conllevar el deterioro de la función mental, malformaciones congénitas, retrasos en el crecimiento o en el desarrollo psicomotor. No obstante, es posible reponer los niveles de este mineral con la ayuda de los alimentos, en particular con los provenientes del mar -algas, bacalao, mero, ostras, almejas, entre otros-, los cereales, las verduras como las espinacas o las judías verdes, o las frutas como los arándanos y las fresas. Vitamina D. Aunque se produce tras exponernos al sol, por lo que también se la conoce como la vitamina del sol, no es suficiente, debiendo recurrir al aporte alimenticio.