Su finalidad es eminentemente humanitaria, pues se pretende limitar el poder devastador de la guerra y reducirla a sus mínimas dimensiones. Trata de prevenir el daño a las personas, a su vida familiar y a los bienes personales, culturales, educativos, hospitalarios y de infraestructura de las zonas en donde se presenta el conlicto bélico. Por otra parte, se procura limitar el uso de las armas, los métodos empleados y el respeto al combatiente capturado por su rival.