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Identidades: planteamientos teóricos y sugerencias metodológicas para su…
Identidades: planteamientos teóricos y sugerencias metodológicas para su estudio
I. PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS
Las identidades son relacionales.
La identidad es posible por los actos de distinción entre un orden interioridad-pertenencia y uno de exterioridad-exclusión (dos caras de una misma moneda).
Las identidades son procesuales.
Son producto de la historia, también son percibidas cómo una serie de disensos y tensiones derivadas de las diferentes conceptualizaciones del sujeto y la diversidad (teóricas y políticas).
Las identidades son múltiples y constituyen amalgamas concretas.
Tanto desde la perspectiva del individuo como
de las colectividades, las identidades son múltiples en un sentido doble.
El estudio de cualquier identidad se requiera dar cuenta de las amalgamas concretas en las cuales ésta opera.
Las identidades son discursivamente constituidas, pero no son sólo discurso.
Las identidades son producidas, disputadas y transformadas en formaciones discursivas concretas. Están en el discurso, son realidades sociales con una "dimensión discursiva" constituyente que no sólo establece las condiciones de posibilidad de percepciones y pensamientos sino también de las experiencias, las prácticas y las relaciones.
Las identidades no sólo se refieren a la diferencia, sino también a la desigualdad y a la dominación.
Se ligan con la conservación o confrontación de jerarquías económicas, sociales y políticas concretas. Son inmanentes a los ensamblajes históricos de desigual distribución y acceso a los recursos y riquezas producidos por una formación social específica así como de sus tecnologías políticas del sometimiento.
Las identidades constituyen sitios de resistencia y empoderamiento.
Las identidades no sólo son objeto sino mediadoras de las disputas sociales, de la reproducción o la confrontación de los andamiajes de poder en las diferentes escalas y ámbitos de la vida social.
Las identidades existentes son al mismo tiempo asignadas y asumidas, aunque varíen en sus proporciones en un momento determinado.
Toda identidad requiere que los individuos o colectivos a los cuales se le atribuye se reconozcan en ella aunque sea parcialmente o, al menos, sean interpelados por la identidad asignada.
Las identidades se diferencian entre las proscritas y marcadas de un lado, y las arquetípicas y naturalizadas del otro.
Se asocian con colectividades estigmatizadas desde los imaginarios dominantes o hegemónicos.
Son en gran parte asignadas pero sin llegar a serlo en su totalidad porque dejan de ser identidades para ser meros estereotipos.
La identidad refiere al provisional, contingente e inestable punto de sutura entre las subjetivaciones y las posiciones de sujeto
a) Los discursos y las prácticas que constituyen las locaciones sociales o posiciones de sujeto (mujer, joven, indígena, etc.)
b) Los procesos de producción de subjetividades que conducen a aceptar, modificar o rechazar estas locaciones o posicionamiento de sujeto.
Los sujetos no son anteriores a las identidades ni éstas son simple máscaras que puedan colocarse y quitarse a voluntad o jaulas de las cuales sea imposible escapar.
Los sujetos no sólo son afectados por las cambiantes prácticas de diferenciación y marcación sino que son parcialmente constituidos o interpelados por ellas.
En tanto práctica significante, las identidades son polifónicas y multiacentuales.
Las identidades no son definidas de una vez y para siempre, sino que las cadenas denotativas y connotativas asociadas a una identidad específica se desprenden de prácticas significantes concretas, de las interacciones específicas entre diversos individuos donde se evidencia la multiplicidad de sus significados.
Las formas dominantes de conceptualización de las identidades tienden a reproducir e inscribirse en las narrativas modernas, incluso aquellas que se representan como antimodernas o postmodernas.
Grossberg caracteriza la narrativa moderna de la identidad como una lógica con tres componentes: la diferencia, la individualidad y temporalidad. Dentro de esta narrativa, la diferencia opera como "negatividad", esto es, una imagen invertida y en negativo de lo mismo, de la identidad.
II. SUGERENCIAS METODOLÓGICAS PARA EL ESTUDIO DE LAS IDENTIDADES
Estudiar lo singular de las identidades, en su concreción y pluralidad.
Se debe responder con el diseño de una estrategia metodológica que no oblitere el carácter plural, contradictorio y diverso de las articulaciones identitarias en un individuo o conglomerado social determinado.
Para evitar estos riesgos puede ser más productivo pensar en términos de formaciones identitarias concretas, antes que en identidades como tipos ideales.
No limitarse a las narrativas de la identidad, sino también examinar las prácticas.
El estudio de las identidades supone la
combinación del análisis discursivo y la experiencia etnográfica.
Superar el lugar común de la distinción esencialismo/constructivismo.
el análisis de las identidades hay que entender cómo, por qué y con qué consecuencias ciertas identidades aparecen como primordiales o esenciales a los ojos de los actores sociales.
Hacia un encuadre metodológico relacional.
El estudio de las identidades no se puede tomar a éstas como un objeto aislado, como un término autocontenido, es necesario desarrollar encuadres metodológicos para estudiar la identidad y la diferencia en su constitución mutua.
Es problemático endosar las identidades a entidades como la "cultura", la "tradición" o la
"comunidad".
Las tres categorías son a menudo objeto de reificaciones e
innumerables son las disputas académicas y políticas que gravitan en torno a ellas.