Las consecuencias de este deterioro son variadas y pueden incluir la extinción de especies, la pérdida de diversidad biológica, la reducción de la calidad del aire, la contaminación del agua, la erosión del suelo o el aumento del efecto invernadero. Aunque muchos de estos efectos son invisibles a corto plazo, se notan a largo plazo. Por esta razón, las actividades actuales pueden afectar la degradación ambiental futura.