A partir de esta perspectiva, la cual solo se centra en la conducta observable, no se tiene en cuenta el desarrollo de las reglas gramaticales, la intencionalidad comunicativa, los conceptos subyacentes, etc. Es decir, no trabajan con representaciones mentales.
Lo único que valoran los conductistas es la conducta que se ve fuera, no se centran en todo aquello que pasa dentro del cerebro (competencias, conocimientos, procesos psicológicos básicos necesarios para desarrollar el lenguaje).