En la escena primera, Fausto reflexiona sobre los mejores tipos de estudio; considera primero la lógica, tal como fue enseñada por Aristóteles, pero la rechaza, pues su único fin, al parecer, es discutir, algo en lo que Fausto ya es bueno, y por lo tanto, no le es útil. Considera entonces la medicina, citando a Galeno, pero dado que él ya ha ganado una gran reputación como médico, y que la medicina no puede dar la inmortalidad, ésta tampoco es suficiente para él. Procede entonces a estudiar la ley, citando al emperador bizantino Justiniano, pero descarta la ley por ser insignificante, ya que trata sobre cosas pequeñas. Queda entonces el estudio de la divinidad, la teología, sin embargo, dice la Biblia que todos los hombres pecan, y más tarde que el castigo del pecado es la muerte, lo que Fausto considera inaceptable. Por esto Fausto decide investigar la magia y la nigromancia, que le convertirán en un "dios todopoderoso".