En algunos casos se describen, con mucho detalle, situaciones de la vida cotidiana en las que se reflejan actitudes discriminatorias, tales como: evitar todo contacto con vecinos extranjeros, no respetar al inmigrante que está haciendo fila para comprar algo, dar muestras de intolerancia hacia los niños pequeños, hijos de inmigrantes, mirada de lástima hacia el inmigrante, considerándolo inferior, prejuicios sobre el inmigrante como alguien que quiere vivir del Estado canadiense, o la idea de que el migrante es inculto, no trabaja, sólo quiere estar de fiesta, etcétera.