Ambiente relajado.
La ausencia de distracciones o ruidos molestos, permite concentrarse y completar las tareas asignadas, por esto promueve la productividad. Hablar de un ambiente libre de estrés sería exagerado, por no decir utópico, ya que este es un componente inevitable en el trabajo, sin embargo, un buen clima ayuda a soportar las presiones.
Comprensión y respeto. Compañeros y gerentes empáticos, respetuosos y comprensivos son la base de un clima de trabajo saludable. Estos elementos fomentan la colaboración y benefician la productividad. A menudo, incluso un simple agradecimiento por una contribución realizada puede ser suficiente para que los empleados se sientan apreciados dentro de la empresa. Sin duda se trata de un estímulo positivo que aumenta el sentido de implicación.
Refuerzo positivo continuo. El refuerzo es la herramienta de la que dispone el empleador para crear una atmósfera positiva, reconocer el buen trabajo realizado y animar a los empleados a continuar por ese camino, o incluso a mejorar. Hay varios tipos de refuerzo positivo: desde una simple palmadita en la espalda, hasta un aumento de sueldo.