La conciencia moral es la norma próxima de la moralidad personal, contra la cual nunca es moralmente posible obrar,
esta es para la persona una norma ineludible, no porque sea la norma suprema, sino porque es la comprensión más próxima al sujeto de la moralidad de la acción. En virtud de este carácter ineludible de la conciencia, también la conciencia invenciblemente errónea obliga moralmente, y no es lícito actuar contra ella.