COMPORTAMIENTO SOCIAL
INTRODUCCIÓN
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En los años preescolares la familia es lo más importante y casi único grupo de referencia del niño, en la niñez posterior la escuela viene a añadirse a la familia como un segundo espacio social e institucional de interacción.
Con la adolescencia el espacio de los intercambios e interacciones sociales se amplía mucho, se extiende a la sociedad aunque por mediación de los grupos de amistad y de la subcultura juvenil y comienza a debilitarse la referencia de la familia
La emancipación respecto a la familia, como elemento del proceso de adquisición de autonomía personal e independencia, es quizá el rasgo más destacado de la nueva situación del adolescente
Nuestra sociedad occidental, pone bastantes trabas al espontáneo desarrollo exige independencia pero bajo determinadas condiciones y según pautas impuestas que en definitiva suponen dependencia.
La falta de una clara definición de la transición de la dependencia a la Independencia trae consigo que junto con los procesos de socialización que conducen al desarrollo moral y a la interiorización de valores.
EMANCIPACIÓN DE LA FAMILIA Y LAS RELACIONES DE AMISTAD
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No todas las familias favorecen por igual la autonomía de los hijos al llegar la adolescencia.
Elder.
Aefiere adolescentes con mayor conducta independiente entre los hijos de padres democráticos y permisivos que entre los padres autocráticos. de estos el adolescente más autónomo proviene de padres de disciplina intermedia entre lo permisivo y lo punitivo.
las frecuentes discrepancias al respecto entre padre y madre e incluso las inconsistencias de cualquiera de ellos de una ocasión contribuyen a su inseguridad respecto al ámbito, grado y modo de la independencia socialmente aceptable.
El momento de la pubertad en los varones, la interacción en el seno de la familia se torna más rígida, decrecer la diferencia del hijo hacia la madre y si multiplican las interrupciones de su conducta por intervención paterna; a partir de ese momento los citados fenómenos se invierten y en general mejora la relación con los padres
El establecimiento de la Independencia sigue pautas evolutivas diferentes en varones y mujeres
Kagan y Moss.
Muchos sujetos varones que en la adolescencia aparecieron familiarmente dependientes, al llegar adultos habían conseguido hacerse independientes.
Por el contrario las adolescentes con conducta dependiente, varios años después ya adultas exhibían aun un estrecho lazo de dependencia familiar. La independencia crece de modo ininterrumpido de los 11 a los 18 años , pero todavía a esta edad muchas jóvenes continúan fuertemente ligadas a sus padres con lazos emocionales
La edad adolescente no siempre culmina en la adquisición de la Independencia
Sebald
Hay adultos que psicosocialmente siguen siendo eternos adolescentes, Lo que se denomina perpetua adolescencia: un patrón conductual caracterizado por sentimientos de inferioridad, incapacidad de tomar decisiones, pautas de comportamiento irresponsable, ansiedad, parasitismo emocional, egocentrismo y narcisismo
La emancipación adolescente por Ausubel. como un proceso de desatelización
El Niño mayorcito tiene conciencia de que para verse satisfecho sus deseos no puede contar con sus propias fuerzas y necesita contar con el poder de competencia eficaz de los padres. Para conseguir la adecuación entre su voluntad y la realidad va a adoptar el rol de satélite de los padres, un papel subordinado pero adaptativo y funcional
Cuando con la pubertad del sujeto comienza a experimentar sus nuevas propias fuerzas y habilidades y anticipa la posibilidad de adecuar su competencia propia a la medida de sus deseos la posición de satélite deja de ser adaptativo y se torna insostenible
la maduración de la personalidad adolescente coincidentes con la desatelización
Otros autores
entienden que no hay algo así como un intrínseco atractivo del grupo que es la razón del desvío respecto de la familia, sino más bien al revés: el deterioro de los vínculos familiares estaría en el principio del proceso, dejando al adolescente en un vacío que trata de colmar en el grupo de los iguales
La interacción con los compañeros en la adolescencia desempeña funciones parecidas a la de la niñez, pero de manera quizá más decisiva. el grupo pasa a constituir a la institución socializadora por antonomasia, es la fuente principal de estatus y autoconcepto
Las relaciones con los iguales sirven de prototipos de las futuras relaciones entre adultos, el adolescente necesita compartir sus sentimientos, dudas, temores y proyectos con otras personas y difícilmente puede hacerlo con los padres, que no le comprenden aunque pongan mucho esfuerzo en ello. Compartirá pues con los compañeros y esto le ayudará decisivamente a configurar su propia identidad
el adolescente se encuentra en el proceso de romper lazos familiares y para esto necesita el apoyo, la aprobación y la seguridad que le proporciona el grupo de sus iguales. Su generación serán así modelos, espejos, auxiliares y contrastes en su aventura de independencia, de cristalización de una identidad propia
La generalizada opinión de que con la influencia de amigos y compañeros sobre la adolescente decrece la influencia de los padres parece mal fundada y, en definitiva errónea
En lo tocante a valores y fines primordiales, tienden a corroborarse complementarse y recíprocamente.
De hecho la continuidad de la adhesión a los mismos valores morales de los padres suelen quedar asegurados, más que amenazados, por la tendencia del grupo de compañeros asumir valores básicos vigentes dentro del propio estrato social
La contradicción se hace mayor cuando los compañeros pertenecen a una clase social o a una subcultura extraña a la de la familia.
Larsen
El adolescente observa el criterio de los padres con preferencia al de los compañeros en decisiones que afectan a su futuro
Mientras sigue más a la de los compañeros en opinión sobre el presente, sobre sus deseos y necesidades actuales
En materias decisivas a la interacción con los iguales contribuye a apoyar los valores parentales y, que respecto a metas educativas suele haber concordancia entre adolescente, su madre y su mejor amigo
Tampoco está bien fundada difundida en la creencia de que el conflicto entre adolescente sus padres es poco menos que inevitable y, desde luego, muy frecuente. Cierto grado de conflicto real pero desde luego ha sido exagerado.
LA ADOPCIÓN DE VALORES
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Los valores son estructuras de creencias y actitud vinculados a objetos, a situaciones y a metas, y que sirven de guía normativas a la acción
La respuesta a ¿quién soy? comienza determinarse por la orientación a valores.
Havighurts
A semejanza de los tipos o caracteres para clasificar en general la personalidad de los adolescentes, propone prototipos de los mismo en relación a los valores
Vanguardistas: animadores y promotores de un cambio social o cultural
Marginales: dejados o quedados fuera de la corriente social dominante
Pragmatismo: orientación esencialmente práctica, tecno práctica e instrumental, bajo la guía de los valores como la responsabilidad, la productividad, la motivación de logro, la amistad y la familia
Hay que distinguir entre valores terminales e instrumentales
Valores terminales
Fines o bienes valiosos por sí mismos, relativos a modos o estados de existencia, consistentemente señalados en los primeros puestos de preferencia aparecieron ser La Paz, la libertad, la seguridad familiar y la igualdad
Valores instrumentales
Sirven de medio para la consecución de los anteriores y consisten en modos de conducta, valores instrumentales preferidos fueron la honradez y la amabilidad
También en ambos sexos ciertos valores se vieron crecientemente reconocidos estimados: la responsabilidad, el respeto de sí mismo, el logro, la apertura mental mientras menguaba la valoración del conformismo con las convenciones sociales y con la autoridad
De los valores que hay que resaltar su variabilidad, su sensibilidad a las condiciones culturales y los cambios históricos, muchos estudios sobre actitudes y valores en la adolescencia realizados en un largo de los años 60 reflejan un nivel axiológico, dominado por el radicalismo contracultural que ya no es el de hoy
Yankelovich
La comparación ningún modo revela esa desintegración de los valores tradicionales que suelen suponer y lamentarse. muchos de los valores religiosos, políticos y sociales muestran haber persistido, de los estudiantes entonces a los de ahora, con notable tenacidad.
Los valores morales de una cultura exhiben escasa variabilidad de la niñez a la edad adulta
Cierta psicología popular asocia a la adolescencia con la generosidad con la capacidad de entregarse a un ideal, a un valor y también con el altruismo. a los jóvenes suele atribuirles mejor disposición a gestos y actos generosos que los adultos
Las actitudes altruistas parecen confirmarse incrementarse también el largo de la adolescencia
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LA TRANSICIÓN A LA VIDA ADULTA
Todo el desarrollo humano es transición, en el que el ritmo y la naturaleza del cambio evolutivo son relativamente variados, con periodos de cierta estabilidad y con otros momentos de rápido cambio.
La adolescencia es un periodo en que el ritmo del cambio se acelera de manera muy marcada en correspondencia con transformaciones de la maduración biológica y en el estatus social las personas
Con ese valor radicalmente transicional, surgen después de la pubertad, la conducta sexual biológicamente plena y la elección de un tipo de trabajo o profesión.
La elección de profesión va a determinar decisivos aspectos del estatus, del rol, de la identidad psicosocial y en general de la psicobiografía y del curso vital de la persona en el resto de su existencia, se realiza precisamente en los años adolescentes, la elección de carrera no parece tan importante evolutivamente
De la conducta sexual plena, el desarrollo pubertad le permite ciertos comportamientos, ciertas experiencias y ciertos resultados de sus actos
La relación sexual por tanto se desarrolla con un sentido bastante diferente en los chicos y chicas, ellos sí, muy poco ellos, la vinculan a sentimientos hondos de afecto y proyectos de vida en común.
Los prototipos y símbolos sexuales imperantes en una cultura, determinan profundamente los contenidos, los modos y la conducta sexual.
Enamorarse, haber tenido un coito conseguir la intimidad sexual. Para muchos adolescentes, además, la intimidad sexual es una experiencia generadora de autonomía, de sentimiento de identidad, de autovaloración propia como persona atractiva y de toma de conciencia de su capacidad para relación con los otros.
Es la búsqueda significado y está cargado de ricas connotaciones simbólicas
El propio adolescente, por su parte puede vivirlas como un acto de autoafirmación, de Independencia respecto a la sociedad de los adultos, de rebeldía frente a los agentes de orden y a las normas imperantes y de instauración de una subcultura específica de la joven generación
Jessor y Jessor
Han estudiado la pérdida de la virginidad en adolescentes, han investigado también, transversal y longitudinalmente, la relación de esta experiencia con otros comportamientos problemáticos, descubriendo significativas asociaciones entre distintas conductas, así como entre ellas y variables de personalidad
La sociedad considera problemáticas en la adolescencia unos conductas y experiencias sexuales que en cambio juzga normales a la adulta
El carácter transicional del periodo adolescente va aparejando a importantes tareas adaptativas que el sujeto ha de lograr a lo largo del mismo
Las presiones de la sociedad para que el adolescente se esfuerce adquirir la madurez y el estatus de adulto, mientras por otro lado no da a estos esfuerzos garantías de efectivo logro, la naturaleza poco realista de las expectativas forjadas en la fase pre adolescente: todo ello contribuye a favorecer la intensificación de un estrés transnacional típico de la adolescencia sobre todo en sus primeros años, y asimismo un fuerte despliegue de inestabilidad con reactividad emocional, irritabilidad y frecuentes cambios de humor.
Referencia:Fierro, A. (1998) Desarrollo social y de la personalidad en la adolescencia. En M. Carretero; J. Palacios; A. Marchesi[Comps] Psicología Evolutiva 3.Adolescencia, madurez y senectud. (Cap. 3,pp. 95 – 138). Colección Psicología y Educación. Madrid: Alianza Editorial.
Alumno: Jorge Adrián Vargas Pérez