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Hospitalidad e Inmunidad Virtuosa, image, image, image, image, image,…
Hospitalidad e Inmunidad Virtuosa
Pensar filosóficamente un evento
como el que estamos viviendo, requiere
Tiempo
Para darle la oportunidad de ser a la nueva
coyuntura.
Si corremos demasiado, podemos acabar
dándole a todo lo que llega la fisionomía de
lo anterior.
O podemos considerar acontecimiento,
nacimiento de algo nuevo, a hechos sobre-
dimensionados por diversas razones.
Con las prisas, a menudo, se
reduce la otredad a la mismidad
Confinarla en los parámetros habituales de
lo propio, en la órbita del yo, de lo conocido.
Se y apuesta por experimentar la radicalidad
alteridad, lo totalmente otro que a su juicio nos
llama desde el rostro ajeno.
La alteridad del Otro no depende de una cua-
lidad que lo distinguiría del yo.
El yo y el otro son radicalmente singulares y
distintos.
Lévinas llama hospitalidad a
la acogida de la otredad
Es una apertura en forma de vulnerabilidad que moviliza.
Una responsabilidad que atañe al yo en la forma de una cierta forma de pasividad d, de inhibición, de evitar, a su juicio, la violencia.
Pero la violencia, de diversas maneras es inherente a lo humano, se abre la posibilidad de una hospitalidad violenta.
Merece la pena ser hos-
pitalarias con la otredad.
Una hospitalidad que para ser verdadera
sólo puede ser infinita.
Absolutamente abierta a lo que tiene
que llegar, al arribante absoluto.
No se trata de "integrar" lo
que quiera que venga.
No es cuestión de darle una forma soportable,
moldearlo a nuestro placer para que nos suene
conocido.
No asumirlo en su singularidad y otredad.
La cuestión de
la hospitalidad
Es la pregunta por cómo nos com-
portamos con él/la/lo extranjero.
La cuestión de nuestra actitud ante la
extranjería es la cuestión de cómo nos
situamos ante la otredad en general.
El modo de hacer
toda pregunta
es esencial
Reducir a la mismidad no debiera ser el papel
de la filosofía conviene recordarlo siempre para
no violentarla más de lo necesario.
Si esta nueva situación se piensa con
prisa, el resultado puede ser un desfile de
visiones particulares acopladas a la situación.
Impidiendo escuchar la verdad que hay
detrás de un acontecimiento, de la otredad.
Hay preguntas que sólo buscan como
respuesta lo conocido.
Si tenemos interés
por ser hospitalarias
Debemos sopesar que
la obsesión con la mis-
midad y la prisa no le
son precisamente ventajosos.
La prisa está ligada
al productivismo
La obsesión por mantener el ritmo productivo que caracteriza al capitalismo.
Las porosas fronteras del capital difunden un virus
que no consigue parar el cierre de las fronteras.
La evidencia clara de que la mano invisible del mer-
cado, más invisible que nunca, se ha demostrado
incapaz de sostener la vida.
Es impresionante el capital
desplegado en estos días
Prueba de que cuando hay voluntad se pueden ha-
cer las cosas de maneras bien diferentes.
Si se pusiera realmente por delante de todo la vida.
Cortar de raíz con esa vergüenza tendría un coste significativamente inferior al que va a tener preser-
var la vida en el caso de la expansión del Covid19
en Europa.
La excepción y
la movilización
De ingentes recursos para proteger la
vida de la «ciudadanía media europea»
Nos ha mostrado el tipo de selección
social despiadada sobre la que se
edifica Europa.
Que sigue siendo un producto de
la Modernidad-Colonialidad.
Caracterizada por la producción sis-
temática de subhumanos.
La Modernidad-
Colonialidad
No sólo es un ejercicio de neutralización
del conflicto inherente a la vida en común.
Vía derechos y deberes contractuales esta-
blecidos sin dejar espacio al munus
Por tanto, también, de despolitización, es
que se impone una noción de comu-
nidad identitaria que deviene monstruo
totalitario o agregación individualista.
Deja fuera, infestada de inmunitas, a
toda otredad.
Así, se impone la
figura del inmune
No es simplemente distinto del “común”;
es su contrario.
Hay en la inmunitas, pues, un componente
antisocial y anticomunitario, ya que interrumpe
el circuito social de donación recíproca
al que apunta communitas.
Desde la visión contractualista liberal, por
encima de todo están los derechos.
Resurgimiento de la
sensación de comunidad
No hay comunidad sin algún tipo de
aparato inmunitario.
Pueden procurarse formas de entender
la identidad de un modo abierto.
Todo pudiera ser diferente si se optara por un
lenguaje e imaginario que promovieran la inmu-
nidad comunitaria, no a la inmunidad batallante.
Otros tipos de análisis contemporáneos tratan
de escribir el cuerpo fuera de la semántica
de lo propio.
La enfermedad es un lenguaje, el cuerpo es una representación, y la medicina, una práctica política.
La biopolítica
Implica decisiones acerca de quiénes somos y quiénes formamos parte de ese «nosotros» que ahora hay que defender del virus, pero tiende a rechazar a todo
lo extraño.
Ante una inmunidad radical que es a todas luces imposible en plena globalización, veremos si somos capaces de una inmunidad comunitaria, virtuosa.
Sigamos atentas, seamos hospitalarias con el acontecimiento, con la otredad, pero sobre todo con les otres. Que no nos coma la inmunidad.