A la hora de producir contenidos multimedia dirigidos a fines pedagógicos deben participar todo tipo de profesionales que sepan cómo diseñarlos y conozcan cómo funciona la mente humana. Tanto pedagogos como psicólogos, diseñadores, ilustradores, programadores y comunicólogos deben encargarse del diseño de estos recursos puesto que lo multimedia, en sí mismo, no va a incentivar el aprendizaje, sino la forma en cómo esté diseñado y resulte en una mejor adquisición del contenido enseñado.
El diseñador, sea del ámbito que sea, debe saber aprovechar las nuevas tecnologías y adecuar los contenidos de tal forma que mediante la combinación de diferentes elementos visuales y auditivos se dé apoyo a los objetivos didácticos que se quieran adquirir en el currículo académico.
La planeación y el tratamiento de la información es algo que debe ser muy cuidado, puesto que convertirlos en elementos multimedia no es tarea fácil y requiere de un tiempo y esfuerzo a ser invertidos.
Esta idea viene de la mano de Richard Mayer en 2005, que propone la teoría cognitiva del aprendizaje multimedia basándose en la idea de que existen tres tipos de almacenaje en la memoria (memoria sensorial, memoria de trabajo y memoria a largo plazo) y, además, sostiene que los individuos poseen dos canales separados para procesar la información, siendo uno para el material verbal y el otro para el visual.
Dentro de la teoría cognitiva del aprendizaje multimedia Richard Mater sostiene que, para reducir la carga cognitiva de la memoria de trabajo a la hora de presentar un contenido, es adecuado presentarlo en formato multimedia, es decir, activando las dos vías de recepción de la información: la visual y la verbal.
No es cierto el dicho de que una imagen equivale a mil palabras. Las imágenes y palabras no son ni equivalentes ni brindan la misma información, sino que se complementan. Por medio de las palabras podemos entender mejor una imagen, y por medio de imágenes podemos hacernos una mejor idea y comprender mejor lo que se expone en un texto.
No es cierto el dicho de que una imagen equivale a mil palabras. Las imágenes y palabras no son ni equivalentes ni brindan la misma información, sino que se complementan. Por medio de las palabras podemos entender mejor una imagen, y por medio de imágenes podemos hacernos una mejor idea y comprender mejor lo que se expone en un texto.
Como ya hemos sugerido, la información verbal o auditiva y la información visual o pictórica se retienen y procesan en canales distintos. El hecho de procesar la información en más de un canal nos brinda ventajas en capacidad, codificación en nuestra memoria y recuperación. De esta forma se fortalece el recuerdo y su almacenamiento en la memoria a largo plazo.
Integrar en la memoria de trabajo una palabra acompañada de una imagen o una representación verbal con una pictórica implica cierto esfuerzo cognitivo y procesamiento. A su vez se facilita el relacionar esta nueva información con aprendizajes anteriores, lo cual otorga de aprendizajes más profundos que se quedan en la memoria a largo plazo y que se pueden aplicar en la resolución de problemas en otros contextos.
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Visto en profundidad toda la teoría cognitiva del aprendizaje multimedia pasamos a ver finalmente los once principios a ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar material multimedia para optimizar el aprendizaje.