Se muestran aprensivos. El paciente se pasea inquieto, gime y grita, se frota y pica él cuerpo, se re tuerce las manos y se mece, presa de sufrimientos. Algunos pacientes anticipan un castigo severo por sus culpas; y otros, exigen que se les castigue cruelmente, e incluso llegan a considerar el castigó como inevitable. A menudo hay amargura y resentimiento ante la posibilidad de un castigo cruel, aunque el propio paciente lo esté exigiendo.