Cuando los padres tienen un niño con PC, la vida familiar se perturba, reflejándose desde la confirmación del diagnóstico clínico del niño, situación que los envuelve en un proceso de duelo, que implica un estado de confusión, de sensación de pérdida del hijo esperado, de negación de la condición de su hijo, de rabia y sentimientos de culpa hasta que finalmente logran afrontar la realidad que les depara la vida