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Cómo detectar mentiras (Cap. 1 y 2) - Coggle Diagram
Cómo detectar mentiras (Cap. 1 y 2)
Mentiras
La persona que miente está en condiciones de elegir entre mentir y decir la verdad, y conoce la diferencia.
Hay mentira cuando el destinatario de ella no ha pedido ser engañado, y cuando el que la dice no le ha dado ninguna notificación previa de su intención de mentir.
Existen dos formas fundamentales de mentir:
ocultar
El mentiroso que oculta, retiene cierta información sin decir en realidad nada que falte a la verdad.
Cuando un mentiroso está en condiciones de escoger el modo de mentir, por lo general preferirá ocultar y no falsear.
Suele ser más fácil: no hay nada que fraguar ni posibilidades de ser atrapado antes de haber terminado con el asunto.
También es posible que se prefiera el ocultamiento al falseamiento porque parece menos censurable.
Es pasivo, no activo.
Los mentirosos suelen sentirse menos culpables cuando ocultan que cuando falsean, aunque en ambos casos sus víctimas resulten igualmente perjudicadas
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falsear
El que falsea da un paso adicional: no solo retiene información verdadera, sino que presenta información falsa como si fuera cierta.
Cuando la víctima lo pone en situación de responder, el mentiroso pierde esa posibilidad de elegir entre el ocultamiento y el falseamiento.
Hay mentiras que de entrada obligan al falseamiento, y para las cuales el ocultamiento a secas no bastará.
Este uso del falseamiento para enmascarar lo ocultado es particularmente necesario cuando lo que se deben ocultar son emociones. Es fácil ocultar una emoción que ya no se siente, mucho más difícil ocultar una emoción actual, en especial si es intensa.
Ponerse una máscara es la mejor manera de ocultar una fuerte emoción. La mejor máscara es una emoción falsa, que desconcierta y actúa como camuflaje.
Pero no todas las situaciones le permiten al mentiroso enmascarar su auténtico sentir: hay mentiras que exigen ocultar las emociones sin inventar otras en su lugar, que es algo mucho más arduo todavía.
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Otras formas de mentir:
En vez de ocultar la emoción, se podría reconocerla pero mentir en lo tocante al motivo que lo había provocado.
Decir la verdad de una manera retorcida, de tal modo que la víctima no la crea.
También serviría para el mismo propósito un tono de voz o una expresión de burla.
Ocultarla la verdad a medias. Se dice la verdad, pero sólo de manera parcial.
Se dice la verdad, pero sólo de manera parcial. Una exposición insuficiente, o una que deja fuera el elemento decisivo, permiten al mentiroso preservar el engaño sin decir de hecho nada que falte a la verdad.
La evasiva por inferencia incorrecta.
Engaño
Algún aspecto del comportamiento del mentiroso puede traicionar estas mentiras.
Existen dos clases de indicios del engaño:
Un error puede revelar la verdad, o bien puede sugerir que lo dicho o lo hecho no es cierto sin por ello revelar qué es lo cierto.
Cuando por error un mentiroso revela la verdad, se llama
autodelación
Hay ocasiones en que la autodelación sólo proporciona una se parte de la información que la víctima necesita conocer: transmite más que la pista sobre el embuste, pero no todo lo que se o ha ocultado.
Con frecuencia, una mentira falla porque se trasluce algún signo de una emoción oculta. Y cuanto más intensas y numerosas sean las emociones involucradas, más probable es que el embuste sea traicionado por alguna autodelación manifestada en la conducta.
Se llama
pista sobre el embuste
a las características de su conducta que nos sugieren que está mintiendo pero no nos dicen cuál es la verdad.
Indicios
Revelatorios
Inadvertidamente, ponen la verdad al desnudo
Simples indicios de mentira
Cuando el comportamiento mentiroso sólo revela que lo que él dice no es cierto.
Tanto los indicios revelatorios (autodelación) como los simples indicios de mentira son errores que comete un mentiroso. Pero no siempre los comete. No todas las mentiras fallan en sus propósitos.
En muchos casos, la víctima del engaño pasa por alto los errores que comete el embustero, dando la mejor interpretación posible a su comportamiento ambiguo y entrando en connivencia con aquél para mantener el engaño y eludir así las terribles consecuencias que tendría para ella misma sacarlo a la luz.
Sin embargo, ningún mentiroso debería dar por sentado que su víctima quiere ser engañada, y ningún descubridor de mentiras debería arrogarse el derecho a poner al descubierto toda mentira