Si el paciente fuera una máquina, es decir, un
mecanismo sin libertad propia, sería suficiente fijarnos en los síntomas objetivos que cualquier observador neutro podría detectar, cuantificar y clasificar; pero al tratarse de un ser humano, un ser consciente con libertad, su sintomatología se manifiesta con unas características individuales propias, con unos síntomas subjetivos, cuya forma de manifestarse es a través del lenguaje (oral, corporal, escrito, etc). Y el lenguaje sólo puede ser comprendido por otro ser humano.Hahnemann insistía tanto en preservar la expresión propia del paciente, en anotar las palabras tal cual las dice el enfermo.