Diego Gracia14 ha sintetizado en forma muy clara las alternativas educativas en esta disciplina. Para el autor, existen tres formas de enseñar la ética. Una de ellas, que puede llamarse "doctrinal" o "instructiva", consiste en la transmisión autoritaria y dogmática de principios, de doctrinas establecidas e indiscutibles. Esta forma de enseñanza tie-ne su origen en la Edad Media, donde monjes cristianos, depositarios del saber del mundo antiguo, transmitían los conocimientos a grupos de jóvenes estudiantes, generalmente analfabetos. Para esta tarea se utilizó la autoridad de representantes de la palabra divina como fuente legitimadora y el método de la transmisión oral. Los estudiantes debían aprender de memoria la doctrina. En esta forma, se concibe al alumno como una cabeza vacía, que recibe pasivamente principios transmitidos por alguien que intermedia con una autoridad, que es la que da origen a estos principios, y que es su fuente de legitimación. Así, cuestionar el saber transmitido equivale a cuestionar la autoridad moral suprema. Los principios no se discuten, se aceptan y se cumplen. Esta forma de enseñar la ética es llamada deontológica.
Este enfoque puede parecernos demasiado extremo en este siglo XXI, pero muchos docentes de hoy en día tienen este modelo en su esquema docente, y eso se nota en la forma en que enseñan, en que planifican sus programas y en que tratan a sus alumnos.