Conclusión: es evidente que Colombia plantea el uso de violencia como continuidad política y económica de manera histórica, desde su misma independencia. Ha sido influenciada por grandes potencias mundiales, afectada por crisis económicas enormes, y aun así recurre al uso de la violencia para evitar seguir por el mismo camino de mas de 200 años. Poseer tierras significó violencia, favorecer o repeler la iglesia significó violencia, vivir en el campo y luchar por condiciones aptas significó violencia, pensar diferente significó violencia. En la actualidad aún hay muestras de la represión contra aquello que es revolucionario políticamente, que se veía desde mediados de siglo XX. Se ve esto con los asesinatos a líderes sociales, las matanzas de Nariño y Samaniego, una JEP ineficiente y el estado violentando a las FARC, incluso después de "La Paz". Si Colombia verdaderamente desea acabar con este factor determinante en su historia, más allá de una constituyente, o más reformas, se necesita un cambio de cultura, tanto de líderes políticos, como de la población misma.