En México, se estableció, en la década de 1930, el presupuesto tradicional, en donde se determinan los techos de las partidas presupuestales (para asegurar que las dependencias no gastaran más de lo asignado). Se buscaba sólo el control de los recursos (no la eficiencia), y se volvió un instrumento administrativo-contable. Otro problema fue que no existía vinculación con la planeación de largo y mediano plazo.
A partir de 1977, con la reforma administrativa iniciada con objeto de reestructurar el aparato gubernamental, comenzó el uso del presupuesto por programa (PPP), que vincula los gastos con los resultados esperados; ordena las actividades en función de los programas, objetivos y metas fijados anualmente en el PND y su relación con los objetivos de corto plazo en el Programa Operativo Anual (POA). De esta manera promovía la utilización racional de los recursos públicos. Esta técnica estaba orientada no sólo a las acciones inmediatas del gobierno, sino también a las metas a largo plazo, establecidas en programas globales o sectoriales de desarrollo.
En 1995, con el Programa de Modernización Administrativa 1995-2000 (PROMAP) se incorporaron criterios de eficiencia y efectividad a través de la Nueva Estructura Programática (NEP), la cual se vinculó con el Sistema de Evaluación del Desempeño (SED) y con la Estructura Programática del presupuesto elaborado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Esta estructura programática se planteó en las diferentes dependencias y entidades. Otra herramienta utilizada a en el PMA es la Metodología del Marco Lógico (MML).
Con objeto de relacionar el PEF, se estableció la Ley General de Contabilidad Gubernamental (LGCG), que creó el Consejo Nacional de Armonización Contable (CONAC), encargado de emitir las normas contables y lineamientos de información financiera.
En esta armonización contable participan: la federación, estados y ayuntamientos de sus municipios; administración pública, paraestatal federal, estatal y municipal; organismos autónomos federales y estatales. Indiscutiblemente, la descentralización se sigue aplicando en el área presupuestal y genera instrumentos de comunicación y coordinación.