En el comienzo de la Ciencia de la lógica Hegel postula que el ser es igual a la nada. Los dos son igual de indeterminados. Es una identidad contradictoria que entrecruza el principio de la identidad y el de no contradicción. De esta identidad aparece el devenir. Esta es la base de la unión entre lógica e historia, ya que aquella significa movimiento, cambio, transformación. Después de una serie de mediaciones, del devenir surge el sujeto.
Luego de esto se pasa a la Doctrina de la Esencia. Hay tres grandes momentos: la esencia como reflexión en sí misma; apariencia; la realidad. Nos centraremos en la primera sección, la cual se subdivide en: la apariencia (lo esencial e inesencial, la apariencia, la reflexión); la esencialidades o determinaciones de la reflexión (asume un lugar central en El capital); el fundamento.
En esta doctrina no hay pasaje como en el ser, sino reflexión. Este es el movimiento del sujeto en cuanto tal. Ya que él es el único que puede desdoblarse, salir fuera de sí mismo y volver. Hay tres movimientos. Reflexión ponente, extrínseca y determinante.
Reflexión Ponente. El máximo momento de actividad del sujeto porque subsume sus condiciones de existencia para poner las propias. Reflexión Extrínseca es donde el movimiento del sujeto toma las cosas de modo externo, ajeno, no como resultado de la práctica. Y la Reflexión determinante es la que producirá las esencialidades o determinaciones de la reflexión que es donde Hegel ubica la lógica formal aristotélica: identidad, no contradicción y tercero excluido.
La primera esencialidad es la identidad. Que es definida como la negatividad del ser en sí. Como es la doctrina de la esencia, el ser y sus determinaciones se han eliminado. Ha sido reasumido por el sujeto quien ha subordinado sus condiciones previas. La reflexión extrínseca expone a la identidad como algo abstracto. Es decir como algo completamente separado de la diferencia. El primer momento de la identidad será la identidad abstracta. Es una identidad insuficiente porque ve a la diferencia como algo externo y no interna a la propia identidad, cosa que anula el movimiento y la contradicción. Entender la identidad con la diferencia en su interior aporta poder entenderla de modo no tautológico. Es decir evita entender un elemento en su remisión a sí mismo. Es decir que no aporta nada nuevo. La identidad no es abstracta. Desde el momento en que la identidad sale fuera ya se introdujo la diferencia en la identidad. La diferencia está desde el inicio, no se acopla desde fuera. Esto es importante, porque de lo contrario no habría automovimiento.
La diferencia se subdivide en la diferencia absoluta, diversidad y oposición. En la diferencia el toro es externo y extrínseco. La diferencia equivale a la negación. Y corresponde al momento de la crítica. La diferencia absoluta es simple, se refiere a sí misma. La diversidad particulariza la diferencia absoluta, lo único que hace es marcar que los diferentes polos de la relación son solo diferentes entre sí. Desde lo diverso se compara y se dice sobre la igualdad o desigualdad. La identidad es la reflexión en sí, la diferencia es la reflexión extrínseca. En la diversidad los elementos son más determinados, no pueden reemplazarse por cualquier elemento. La oposición, también externa, agrega un grado más de cercanía y determinación entre los polos. Cada uno de los polos se define en función del otro.
La contradicción es aquel tipo de relación donde el polo opuesto ya no está afuera, ya no es extrínseco. Cada uno de los polos fuera de esa contradicción carece de sentido. Los polos se determinan mutuamente.
En el caso de la categoría de Capital, este es un determinado tipo de relación social, una relación de producción donde los sujetos se vuelven objetos. Ambos polos se definen mutuamente: capital y trabajo asalariado. Constituye una identidad contradictoria.