El triunfo de la revolución fue un estímulo para la izquierda insurreccional latinoamericana, que inspirada en el modelo cubano intentó crear focos guerrilleros rurales para la conquista del poder. El ejemplo de Castro y el Che Guevara prendió en América Central (Guatemala y Honduras), en el Caribe (la República Dominicana), en los Andes (Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia) y en Brasil.