A nivel de inversión, es el que más aceptación tiene, especialmente porque sirve para analizar tanto empresas grandes como empresas pequeñas. Se basa tanto en factores macroeconómicos (crecimiento de la economía, crecimiento sectorial, inflación, déficit fiscal…) como en factores propios de la organización (valor en libros de los activos, deuda, etc.)
Su principal objetivo es conocer si el precio actual de una acción está por encima o por debajo de su valor real para saber si la empresa tiene un futuro alcista o bajista.