Habrá falsos profetas y seudomesías a través del tiempo entre la crucifixión y la segunda venida, pero en la época final llegarán a ser una plaga. Obrarán prodigios. Su poder de seducción será tan grande que "engañarán, si fuere posible, aún a los escogidos". Dios advierte que cualquier manifestación que no sea visible a todos, no es la parusía, sino la de un engañador. Su regreso será tan visible a todos como el relámpago en la noche, insinuando que su retorno sera repentino, inesperado y sin advertencia.