La vía de contagio más frecuente es la vectorial, a través de la picadura de la vinchuca infectada con los parásitos del Chagas. Estos insectos habitan en casas de barro o arcilla, en las grietas de los pisos, las paredes o los techos. Una vez que la vinchuca pica a una persona para alimentarse de su sangre, defeca y deposita parásitos en la piel que, frente a la acción de rascarse, se introducen en el cuerpo del paciente. Otras dos vías de transmisión, aunque muy poco habituales en nuestro país gracias a los controles que se implementan, son: la vía congénita, por transmisión de madre a hijo durante el embarazo, y la vía transfusional (transfusión de sangre o trasplante de órganos).