Estos huevos salen con las excretas del perro y contaminan su pelaje, el suelo, pastos, verduras y el agua de bebida. De allí son tomados por los hospederos intermediarios: bovinos, ovinos, porcinos y, accidentalmente, por el hombre y otros mamíferos de menor importancia epidemiológica como el caballo, asno, gato, oso, conejo y rata.