Lógicamente, se espera que el precio del subyacente se modifique entre la fecha en que se realiza el acuerdo y la fecha de vencimiento; y, cuando se contrata un seguro no se elimina el riesgo de que el siniestro suceda, sino que se transfieren sus consecuencias económicas a la compañía aseguradora. Con los derivados pasa algo similar, el productor no elimina el riesgo de la caída del precio de su producto, sino que las consecuencias de dicho evento son trasladadas al mercado. Por lo tanto, los instrumentos derivados transfieren el riesgo, mas no lo eliminan. La contraparte que asume el riesgo (a cambio de un pago) trata de cubrir su propia exposición mediante otros contratos derivados. Así, la oferta de unos instrumentos derivados genera la demanda de otros. En gran medida el mercado de instrumentos derivados se alimenta a sí mismo.