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Las Afrentas de Corpes
( III cantar )
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Las Afrentas de Corpes
( III cantar )
112-120
Estaban en Valencia el Mio Cid, con
los infantes de Carrión, sus yernos. Pasaron verguenza al correr, tras salir de su Jaula un león.
Un Ejercito de Marruecos, se dirigía
hacia Valencia, todos los hombres del
Mio Cid, cantaban; los infantes gritaban de miedo. Pues en aquel campo no querían estar.
El obispo Don Jeronimo se encontraba en el ejercito del Cid, listo para luchar... y ha pedido al Mio cid, adelante estar.
El Mio Cid, mata al gran rey Bucar,
persiguiendolo en su caballo y su
espada enterrando. Ganando así,
la batalla con aquel ejercito.
Las ganancias de aquella batalla ganada, fue repartida y asi llevada a Valencia. El Mio Cid, agradecido con el creador y alegre por sus dos yernos que habían luchado a su lado, sin ningún enfrentamiento.
121-131
El cid, de aquella batalla, ha ganado
600 caballos y demasiados camellos para ser contados; Así el Cid antes era pobre, ahora es rico y dotado de muchas riquezas.
Agradecido está el Cid, por tener de
yernos a los infantes de Carrión; Diego y
Fernando . Mucho dinero llevarán para Carrión.
Aquellos infantes eran burlas de
los demás hombres que acompañaban al Cid, pues ninguno de los dos había sido visto en el campo de batalla, y por sus palabras de grandeza, más burla eran.
Los Infantes, decidieron pedirle
al Cid sus hijas, sus adoradas esposas, para salir de Valencia y llevarlas a tierras de Carrión. El Cid, aceptó, a sus hijas dio; muchas más riquezas a los infantes regaló.
Al partir hacia Carrión, el Cid encargó a su sobrino Felez Munoz acompañar a los infantes y pedirle a su amigo el moro Abengalbón que atendiera a los infantes y a sus hijas en la ciudad de Molina. El moro regalos les dió, pero al ver su riqueza, los infantes planearon una traición. El moro se enteró, y a los infantes abandonó.
Al seguir su camino por muchos montes y pueblos, llegando al robledo de Corpes, los infantes abandonan a las hijas del Cid, dejándolas nada más con su ropa interior. Ellas suplicaron su muerte, a lo que empezaron a golpearlas dejándolas botadas en el bosque llenas de sangre a su propia merced. Las dieron por muertas.
Los infantes habían ordenado a sus
hombres seguir adelante de ellos, pero aquel sobrino del Cid tuvo un presentimiento y del grupo se separó. Escuchó una conversación entre aquellos hermanos y después a sus primas tiradas en el suelo encontró. Las montó en su caballo y su partida inició.
El rey Alfonso de la noticia se enteró
he hizo que al Cid llegara. Encargó a Minaya a recoger a sus hijas en la ciudad de San Esteban, donde ya estaban curadas.
132-142
Minaya juntos con las hijas del Cid se disponen a volver hacia Valencia,cruzaron varios caminos hasta llegar a Molina, donde el moro Abengalbón con mucho gusto recibió.
Las hijas del Cid ha Valencia llegaron,
y su padre venganza prometió por sus yernos de Carrión. El Cid, ordenó a Muño Gustioz enviar una carta al rey Alfonso pidiendo justicia; ya que el Cid es su vasallo y el rey su señor.
El rey por medio de Muño Gustioz,
justicia prometió al Cid. Pues el dolor que sentía el rey era inigualable, ya que él fue quien casó a las hijas del Cid Campeador.
Los infantes de Carrion, se dan por enterados de aquel mandato del rey, pues quien no fuera a su corte en Toledo, bien era echado del reino.
Los infantes de Carrión con el Conde García
planeaban un ataque Al Cid campeador en la corte de Toledo, pues este último su enemigo era y el mal para el Cid quería.
El Cid ha ordenado a 100 de sus mejores hombres ir con el a la corte, pues su justicia iba a cobrar por los infantes de Carrión. Con sus mejores ropas se vistió para ir, pues su plan era ser el centro de atención.
La corte comenzó, y el Cid su alegación dió a conocer, pues dos espadas que el ganó se las dio a sus yernos y las quería de vuelta... al igual que todas las riquezas que les dio al salir de la gran Valencia. Pero Cid quería más, pues su alegación no terminaba aún.
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143-152
En plena corte el Cid pidió a Pedro Bermudez
que hablara por las acciones de los infantes de Carrión, pues este hombre testigo era de todo. Con lo que se excusaban los infantes era que aquellos casamientos nunca debieron haber pasado.
Por tantas alegaciones entre los hombres
del Cid y los infantes de Carión, llegan a la corte del Rey Alfonso, dos príncipes que piden la mano de las hijas del Cid.
Por alegación de Minaya hacia los infantes de
Carrión, la corte fue aplazada tres semanas al plazo de ese día.
Terminada la Corte el Cid quiere volver a
Valencia, pues la sentencia de tres de sus caballeros fue aplazada tres semanas.
Las tres semanas pasaron, y estaban listos los hombres del cid para contra los infantes de Carrión, pues su enfrentamiento en el campo debía comenzar.
El enfrentamiento comienza, pues los hombres
del Cid y los infantes de Carrión, con espadas y escudos sus ataques fueron hechos.
El primero en rendirse fue Fernando Gonzales,
el segundo en ser derrotado fue Diego Gonzales, y por último Asur Gonzales.
Los hombres del Cid vuelven a Valencia,
con gran orgullo por haber dejado de infames a los infantes de Carrión. El Cid con gran felicidad celebra la venganza por sus hijas.