El legado de los padres
a los hijos

La ley de la herencia

La condición física y mental de los padres se perpetúa en su posteridad.

Los daños que estos hagan con su salud

Repercutirán en sus futuras generaciones.

Los padres

Mediante la cultura física, mental y moral todos pueden llegar a ser colaboradores de Cristo

Deciden si traerán al mundo hijos de bendición o para ser maldición.

y

Mientras

Los propósitos

Dotes intelecturales

Dotes morales

Desarrollen sus facultades físicas

Mejor será la herencia para sus hijos.

La ignorancia de los padres

Ha llevado a la juventud actual a no tener barreras contra la sensualidad de esta época.

y estos niños que han sido encargados por Dios|

Se pierden y en algunos casos sin posibilidades de dar vuelta atrás.

es

El no saber que en el juicio final tendrán que responder ante el trono por los hijos que se les dio.

es más

No se limitará a sus hijos

Sino a todas las futuras generaciones.

Los vicios de los padres

Corrompen la sangre, inflaman las pasiones y producen enfermedades de todas clases

Este mal no termina allí

Sino que el padre o madre transmite sus inclinaciones y malas tendencias que no son necesariamente enfermedades sino problemas conductuales.

El libertinaje, la enfermedad y la idiotez se traspasan como herencia miserable de padre a hijo y de generación a generación.

Dejando un legado de enfermedades.

Los padres pueden estudiar su propio carácter en sus hijos.

Ya que sus imperfecciones se verán reflejadas en ellos.

y

Mientras corrijan esos errores en la educación deben pedir una dosis de paciencia, perseverancia y amor.

Si un hijo revela los rasgos malos que heredó de sus padres

¿deben éstos airarse por esta reproducción de sus propios defectos?

No, sino que estos deben ejercer una cuidadosa vigilancia sobre si mismos.

Manifestad la mansedumbre y amabilidad de Cristo al tratar con los pequeños rebeldes.

Los padres deben confiar implícitamente en el poder de Cristo para transformar las tendencias al mal que fueron transmitidas a sus hijos.

Pero podría terminar siempre y cuando se entreguen a Dios confiando en él.