El Plan Nacional del Buen Vivir, desde su primera versión en el año 2009, ya incorporó un instrumento innovador de ordenamiento territorial con carácter nacional, que propuso lineamientos para el ordenamiento físico del territorio, el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales, el desarrollo de las grandes infraestructuras, las actividades económicas, los equipamientos, la protección y conservación del patrimonio natural y cultural (PNBV, 2013). La Estrategia Territorial Nacional (ETN), como se la denomina, se concreta a través de los procesos de desconcentración y descentralización del Estado; precisamente, para avanzar en la desconcentración del Ejecutivo y efectivizar las políticas públicas sectoriales en cada uno de los territorios, se han conformado 9 zonas, 140 distritos y 1.134 circuitos como unidades de planificación, los mismos que abarcan todo el territorio nacional y respetan la división política administrativa establecida en la Constitución.