El animal joven (menor de 250 kg p.v.) tiene el hábito de masticar más que un animal adulto (de mayor peso), eso significa que si se suministra un grano entero a un animal joven las probabilidades de que gran parte de ellos sean masticados son mayores, por ende, aumentará su aprovechamiento. Además, el tamaño del orificio retículo-ruminal en ese ternero es similar a un grano de maíz chato grande.
En cambio, si se dispone de otro tipo de grano de cereal, como el sorgo, cebada, avena o trigo, el análisis es diferente ya que en estos casos, aún con terneros, debido a un menor tamaño de los granos tienen una alta tasa de pasaje por el orificio retículo-ruminal terminando “enteros” en las heces (pérdidas superiores al 35%). Por ello, siempre es conveniente partirlos o molerlos con cualquier categoría animal.