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Construcción Histórica del Tiempo Geológico, Obstáculos en la Construcción…
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Para Anguita (1988) el tiempo geológico no es más que una porción (los últimos 4.550 millones de años) del tiempo físico.
Para Schneer (1989) distingue dos grandes categorías temporales: el tiempo natural que sería una construcción humana y el tiempo matemático que tenía Kepler, Newton o Einstein.
Jurd (1978) considera el tiempo histórico integrado por tres conceptos: el de secuenciación, el de agrupamiento sincrónico y el de continuidad.
Asensio y otros (1989) integran en el concepto de tiempo histórico aspectos como la cronología, la duración, el conocimiento de fechas la representación y las nociones temporales ligadas al cambio social y a la casualidad.
Piaget (1946) señala que, para los niños el tiempo es discontinuo, así como local puesto que cada tiempo se detiene con el movimiento.
Marshack (1979) considera que la primera evidencia histórica que tenemos de la construcción de una noción temporal por el hombre está relacionada con la percepción de los cambios lunares.
La perspectiva dominante en la época clásica acerca de la naturaleza tendía a desalentar una interpretación histórica de la Tierra. El mundo, en el supuesto de que hubiese tenido un origen, no había dejado ninguna huella de su proceso de formación y desarrollo.
En una Tierra estática, sin procesos de cambio geológico, no sería posible la separación en edades, careciendo de sentido hablar de tiempo geológico. Desde esta perspectiva, el primer peldaño para la construcción de dicho concepto seria el de una concepción estática a otra dinámica.
Para poder reconstruir el pasado de la Tierra, no solo es necesario que hayan ocurrido cambios, sino que resulta imprescindible la dinámica terrestre, una huella o evidencias de estos cambios.
De acuerdo con Meunier(1911) el termino facies fue introducido por Gressly para designar las diferencias petrográficas o paleontológicas entre depósitos de la misma edad.
Niels Stensen (1638) plantea como hipótesis que los estratos son antiguos depósitos de sedimentos acumulados poco a poco y en ellos se depositan los cuerpos parecidos a partes de animales, en otros termino, los estratos son documentos o archivos que nos hablan del pasado.
En efecto, si las rocas contienen en su interior informaciones sobre el momento en que se originaron y las condiciones en que lo hicieron, la labor de la geología será inferir dicho momento y condiciones de formación.
Para la reconstrucción del pasado geológico es necesario que exista una lógica interna que permita secuenciar los procesos, estableciendo un orden en la sucesión temporal.
Steno formula una hipótesis más: si las rocas no datan el momento en que se originó la Tierra, sino que han ido formándose poco a poco, unas tendrán más antigüedad que otras y deberá ser posible secuenciar u ordenarlas de acuerdo a criterios espacio-temporales
Resultaba difícil dar entrada a formulaciones como las de Steno en momentos en que las visiones dominantes sobre la Tierra oscilaban entre perspectivas estáticas y otras condicionadas por una causalidad lineal y simple en las que si exceptuamos los volcanes y los terremotos, los procesos geodinámicos quedaban reducidos a la erosión (Pedrinaci 1992)
Lister consideraba que el argumento del origen orgánico se basaba en un análisis superficial de ciertas similitudes. Su argumentación se basaba en un conocimiento solido de la fauna viviente
Para Werner la Tierra estuvo en un principio cubierta por un océano primordial en cuyo seno se habrían formado las diferentes rocas. Poco a poco el nivel del océano va descendiendo, acumulando los sedimentos y a medida que continua el descenso del nivel del mar comienzan a depositarse estratos. Finalmente, se formarían los terrenos aluviales, constituidos por materiales poco compactados.
Smith realiza una contribución importante a la elaboración de una cronología relativa fundamental: la introducción del concepto de fósil donde publico una columna estratigráfica y mencionaba el hecho de que cada uno de los niveles presentaba algunos fósiles diferente a los demás
Los aspectos cronológicos son los significados que presentan una relación más evidente con el concepto de tiempo geológico. A finales del siglo IV se habían construido ya las bases de la visión cristiana de la historia del mundo y su cronología.
Julio Africano interpretó la cronología del Antiguo Testamento que correspondía toda la historia con la Semana Cósmica en la que cada uno de sus días dura mil años, esa cifra será la referencia para la edad habitual de la Tierra.
El Génisis se convierte en la clave para la interpretación del pasado terrestre y el Diluvio en la causa más importante cuando la Biblia fue interpretada.
La reconstrucción el pasado presentaba dos dificultades: la perspectiva de una Tierra sin archivos y la concepción de esta como morada del hombre.
Desde una posición teleológica y antropocéntrica la Tierra era considerada como la morada de la humanidad, por ello la edad de la Tierra y edad del hombre eran consideradas una misma cuestión.
En la segunda mitad del siglo XIX se suceden diversas propuestas que tienen como objetivo poner cifra a la edad de la Tierra teniendo un interés histórico y epistemológico que contribuya al tiempo geológico
La datación más influyente de las realizadas se debe a Thomson que partió de una hipótesis de una Tierra formada por el choque de meteoritos que como consecuencia de ese impacto debería haberse encontrado fundida en su totalidad
Kelvin estableció para la tierra una edad aproximada de 100 millones de años apoyado en sus conocimientos físicos pero en 1904 tras el descubrimiento de la reactividad obligaban a corregir los cálculos realizados por Kelvin.
Albritton (1984) alude a que este término hace referencia al tiempo comprendido desde la constitución de la Tierra como planeta hasta nuestros días, dejando abierto hacia el futuro dicho periodo.