A pesar de lo difundido del uso de los tests gráficos, no cuentan con datos normativos, ni con un sistema objetivo de puntuación; la interpretación que se hace de los mismos, en muchas ocasiones, revela más la orientación teórica y la idiosincrasia del investigador que la dinámica de personalidad del sujeto estudiado, todo lo cual hace que estas pruebas sean poco confiables y válidas, por lo que no se pueden utilizar como instrumentos diagnóstico.