La expansión de la frontera agrícola. Para el uso de la tierra, el 25% del territorio nacional (1,8 millones de hectáreas) tiene un potencial para la agricultura y la ganadería, mientras que el resto es apto para el uso forestal, con severas limitaciones en su idoneidad para el uso agrícola. Sin embargo, el uso real ha sido estimado entre 2,8 y 2,9 millones de hectáreas. Los mayores problemas surgen de la utilización intensiva de la tierra que no es apta para uso agrícola, o la pérdida de bosques naturales por las actividades la agricultura de subsistencia, principalmente en zonas de extrema pobreza donde no hay otras posibilidades de obtener el sustento, como es el caso de algunas zonas de la Comarca Ngöbe-Buglé que limitan con el Parque Nacional Santa Fe; situación que se repite en otras áreas protegidas como el Parque Nacional Omar Torrijos, Reserva Forestal el Montuoso y el Bosque Protector Palo Seco.