La guerra comercial entre China y los Estados Unidos es un conflicto comercial iniciado en marzo de 2018, después de que el presidente de los Estados Unidos Donald Trump anunciase la intención de imponer aranceles de 50 000 millones de dólares a los productos chinos bajo el artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, argumentando un historial de «prácticas desleales de comercio», robo de propiedad intelectual y una transferencia forzada de tecnología americana a China. En represalia, el gobierno de la República Popular China impuso aranceles a más de 128 productos estadounidenses, incluyendo en particular la soja, una de las principales exportaciones de Estados Unidos a China.
Este año la tensión entre ambos países aumenta ya que Estados Unidos acusa a China por la creación del virus COVID-19 y por no avisar a las potencias mundial sobre la propagación. Por lo menos en seis estados de EE. UU. se han radicado demandas que piden reparación del país asiático por los estragos que le ha traído la emergencia sanitaria a la economía. En México preparan una más, pero no es claro cómo esperan superar la soberanía internacional del estado chino. El pasado 21 de abril, Misuri, en Estados Unidos, radicó la primera acción judicial contra China buscando reparación por la pandemia del COVID-19. Siguiendo la narrativa que ha liderado el presidente de ese país, Donald Trump, el recurso judicial, que encabezó el fiscal general del estado, Erich Schmitt asegura: “durante semanas críticas al inicio del brote, las autoridades chinas engañaron al público, ocultaron información crucial, arrestaron a denunciantes y negaron la transmisión entre humanos pese a las pruebas crecientes”. Según Bloomberg, por lo menos seis estados más del país norteamericano han iniciado litigios similares contra China, lo que deja una pregunta en el aire: ¿pueden prosperar?Funcionarios del Gobierno chino le dijeron a las principales compañías agrícolas estatales que pausen las compras de algunos productos agrícolas estadounidenses, incluida la soja, mientras Pekín evalúa la continua escalada de tensiones con Estados Unidos.