Las técnicas de intervención se interconectan con la conceptualización del problema. Si el cliente requiere rigidificar su pensamiento se le anima a registrar sus pensamientos y reacciones emocionales, a revisar su lógica, a poner a prueba determinadas hipótesis, etc. En cambio si el cliente precisa de una laxación de su pensamiento se le puede hablar en un lenguaje metafórico, animarle a asociar ideas libremente, otorgar importancia a sus sueños, etc.