Por eso el cambio cultural no puede ser limitado a priori, ni horizontalmente, dentro de un mismo nivel; ni verticalmente, entre los diferentes niveles. Esto explica algunas ilusiones de los misioneros (antes) —que solo esperaban una aculturación parcial de los indígenas—, a de los agentes del desarrollo económico (hay): alentar, por ejemplo, la transferencia de tecnologías llamadas “blandas” para “respetar” la cultura de un país subdesarrollado puede tener en un cierto plazo efectos tan desestructurantes como la transferencia de tecnologías “pesadas”, a las que se supone más devastadoras, pues toda la cadena operatoria tradicional es la que corre el riesgo de modificarse y, por consiguiente, las relaciones sociales vinculadas con ella