Los traficantes europeos llegaban a las costas africanas cargados de mercancías para intercambiarlas por esclavos. Éstas eran muy variadas. En gran parte eran textiles, con frecuencia procedentes del Asia meridional, pero el alcohol, las armas de fuego, las herramientas y los utensilios manufacturados también eran importantes medios de pago, al igual que las conchas de un caracol marino, usadas como moneda.
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