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CRISIS DE LA DEMOCRACIA Y LA POLÍTICA - Coggle Diagram
CRISIS DE LA DEMOCRACIA Y LA POLÍTICA
La ex primera ministra británica Margaret Thatcher y el sociólogo norteamericano Peter Drucker en la década de 1980 mencionaron que: “La sociedad no existe”.
Margaret Thatcher definió “eso que se llama sociedad, sino únicamente hombres y mujeres individuales” y familias.
Una de las consecuencias del proceso global es haber hecho de los Estados-Nación Entidades impotentes por sí mismas para actuar sobre problemáticas.
Volviendo a la incapacidad de los Estados Nacionales para hacer frente a problemáticas de orden global, esta circunstancia es uno de los elementos centrales por las cuales los ciudadanos de cada país sienten una clara sensación de distanciamiento entre las conducciones políticas y su realidad.
La sociedad actual es una sociedad que se fragmenta interminablemente en minúsculos intereses, una atomización que lleva a una no-sociedad.
Vivimos en democracias vaciadas de todo compromiso civil, de toda fe en grandes proyectos colectivos.
En la hipermodernidad los compromisos heroicos han sido sustituidos por el capitalismo de seducción.
El orden colectivo no goza de buena imagen, la individuación, el desencanto de lo político ha minado la moral ciudadana.
Todo lo público se ve afectado de connotaciones negativas.
Se entiende a los políticos como un colectivo al que hay que soportar o resistirse.
La civilización de lo ligero no reconoce deberes cívicos ni obligaciones sociales superiores.
Dentro de un capitalismo de mercado obeso vive una democracia delgada.
Con el avance del capitalismo cultural globalizado se borra el predominio político a manos del mercado y crece la idea de que perdemos control sobre el futuro.
El tradicional sistema de partidos ha perdido su atractivo convertido en una simple maquinaria electoral para beneficio de unos pocos.
Si la política ya no es un nosotros, la política va en la búsqueda de cada Yo.
Se trata de un conjunto de mecanismos de control y administración que regula la vida de las poblaciones no desde el orden político social sino desde el orden individual del sujeto biológico.
La gestión biopolítica está presente en todos los regímenes actuales
El biopoder no se ejerce mediante la capacidad potencial de decidir sobre la muerte, sino por la facultad real de administrar una fábrica de cuerpos vivos, cuyas vidas regula y protege.
La sociedad civil se trata de un ámbito heterogéneo atravesado por expresiones desiguales que presenta un arco de demandas diversificado.
Enzo Traverso sostiene que el biopoder no es exactamente un aparato coercitivo que impone poder por la fuerza sino que es un mecanismo de gestión de la vida a través de prácticas administrativas y reglas escritas y no escritas.
El eje del biopoder no es entonces la violencia del Estado sino las políticas que apuntan a regular y controlar la vida y los movimientos poblacionales.
La desconfianza de parte de los ciudadanos hacia sus representantes políticos genera un fenómeno de contrademocracia
El poder psicopolítico es un psicopoder capaz de intervenir en los pensamientos de las personas, un poder basado en la vigilancia digital capaz de acceder al inconsciente colectivo, un poder totalitario, la máxima aspiración de dominar las mentes